Confieso: en realidad, me gusto. Sí, qué raro, peso 90 kgr -aunque están bastante bien repartidos-; sí, tengo 40 años y mis pechos no están tersos y tienen muchas estrías; también mis caderas tienen estrías y la parte interior de los muslos está flácida; tengo celulitis en mis nalgas, la parte interna de mis brazos cuelga un poco; y, últimamente, también mi papada porque soy de cuello corto; me han crecido las orejas y tengo los dedos de las manos muy gruesos en comparación a las muñecas y a los pies que son pequeños; algunas arrugas de expresión se me están acentuando; me han salido varias marcas de vejez en la piel de la frente; mis sienes serían blancas si no las tiñiera; mis labios se van afinando; ya no llevo el pelo largo porque mis rizos se han debilitado. Sí, todo eso, pero confieso: en realidad, me gusto.
Y supongo que esa es la razón por la que las cosas no van tan bien. En realidad, perder peso no es mi objetivo. Ya nunca me veré sexy, jamás necesitaré tener un cuerpo de modelo, no me valoro por eso, por tanto todas las imperfecciones no me duelen tanto. Quiero comer sano porque quiero sentirme mejor, pero es que posiblemente sentirme mejor ya no pasa por estar más delgada. Me duelen los huesitos porque ya estoy un poco vieja y porque, por genética, lo padezco. No quiero sufrir para estar más delgada.
Estos días, he recordado mucho a mi amiga E. Murió de cáncer con 35 años, si no recuerdo mal, ya perdí la cuenta. Ella también estuvo toda su vida obsesionada con su físico, aunque era preciosa. Recuerdo que cuando estaba luchando contra la enfermedad, un día me comentó lo banales y absurdos que le parecían los sufrimientos relacionados con el peso y la comida. Recuerdo como se bañaba en el mar entonces, casi desnuda, sólo con la parte baja del bikini, mostrando la cicatriz de la barriga y su calva por la quimio, y sus pechos pequeñitos, que nunca le habían gustado...y disfrutaba, recuerdo que me decía que me amara y que nunca dejara de mostrarme tal como era, que no me escondiera. Querer perder peso y ser otra, ¿no debe ser esconderse?
Confieso: en realidad, me gusto. Y no voy a consentir que mi dieta sea un sufrimiento. Seguiré cuidándome, seguiré ensayando nuevos hábitos saludables, seguiré controlando mi peso, pero no, no voy a dejar que sea un motivo de sufrimiento. Ojalá todas pudiérais vivirlo de la misma manera.
Dejo testimonio de mi menú de ayer y de hoy:
COMIDA:
Espaguetis con espinacas, tomate y atún. De postre, una pera y 7 ciruelas pasas
CENA: 2 alcachofas a la parrilla con un poco de queso curado encima (mmmm, delicioso) y pan. De postre, un plátano y una mandarina.COMIDA DE HOY:
Tres salchichas de pollo con escalivada (pimiento asado, berenjena asada y cebolla). De postre, un yogur de soja (no estaba mal, pero hay que acostumbrarse al sabor de la soja, no sé si podré, 90 calorías)
CENA DE HOY: pues todavía no lo sé, ahora mismo no tengo nada de hambre...veremos.
A quererse, chic@s, con todas nuestras bellezas e imperfecciones. Salud!