Ayer comí sardina ligeramente frita (sí, lo se, merluza hervida sería más sana, pero por eso me moderé en el consumo) y un buen acompañamiento: calabacín rehogadito con cebolla y champiñones a fuego lento. De postre: melón.
Después de un paseo de hora y media llegué sin hambre así que se me ocurrió comerme una latita de berberechos con límón (buenísima fuente de hierro, según me explicaron hace unos días) con un poco de pepino y de postre: macedonia de melocotón en almíbar (sin el almibar) y piña en su jugo (con el jugo)
Hoy, después de comer (alitas de pollo con 1 patata hervida y el resto de los calabacines con champiñones de ayer y algunos higos de postre) tenía un deseo irrefrenable de comer algo del helado de tiramisú que sobró de la cena del sábado. Sin embargo, he resistido, no lo he hecho.
Mi objetivo ahora es: no desearlo con tanta "adicción", a ver qué técnicas aprendo para eso...seguiremos contando...
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